El Dr. López-Ibor en los medios


Luis López-Ibor, Alberto Gil y Carmen Serna, del Instituto de Neurociencias del Clínico de Madrid. (DM)

INTERVENCIONISTA BUENOS RESULTADOS EN ICTUS CON OCLUSIÓN DE GRAN ARTERIA CEREBRAL

La terapia endovascular intervencionista es una opción adecuada para pacientes con ictus isquémico que no pueden beneficiarse del tratamiento clásico con fibrinólisis. Su objetivo es conseguir la recanalización de forma rápida, segura y eficaz, lo que se traduce en menor discapacidad funcional en los casos de ictus más graves de infarto cerebral.
El ictus es actualmente un importante problema de atención sanitaria, ya que constituye la principal causa de discapacidad en el adulto y la segunda de demencia, así como la primera de mortalidad en la mujer y la segunda en mortalidad global. En España, lejos de disminuir su incidencia, se calcula que aumentará en los próximos años debido al progresivo envejecimiento de la población. El ictus, un trastorno circulatorio cerebral, puede alterar, transitoria o definitivamente, el funcionamiento de una o varias parte del encéfalo, pudiendo ser ictus hemorrágico o isquémico, que representa el 80 por ciento de los casos. El isquémico, producido por la oclusión de una arteria cerebral, conlleva un déficit neurológico. El adecuado pronóstico funcional en estos cuadros se consigue con un tratamiento precoz y especializado de recanalización de la arteria obstruida y reperfusión del territorio cerebral que está en riesgo de necrosis.

Opciones concretas

Actualmente, el tratamiento trombolítico con rtPA intravenoso o trombólisis intravenosa, en las primeras cuatro horas y media del ictus isquémico o infarto cerebral es el único aprobado y se emplea de manera segura y eficaz. Sin embargo, la trombólisis sólo es útil para menos de un 5 por ciento de pacientes porque o muchos pacientes están fuera de la ventana terapéutica para aplicar el tratamiento o porque existen criterios que contraindican el tratamiento. Pero lo que puede resultar más importante es que "se sabe que la trombólisis intravenosa es poco efectiva en el abordaje de las oclusiones de grandes arterias cerebrales o de gran vaso, lo que ha dado lugar al desarrollo de nuevas estrategias para este grupo concreto de pacientes, que se corresponden con los casos más graves, como la terapia endovascular", han señalado a DM Carmen Serna, del Servicio de Neurología, y Alberto Gil y Luis López-Ibor, del Servicio de Neurorradiología Intervencionista, todos del Instituto de Neurociencias, del Hospital Clínico de Madrid.
El tratamiento intervencionista endovascular consiste, básicamente, en acceder a la arteria ocluida mediante un cateterismo cerebral, por punción en arteria femoral, selectivo y extraer el trombo de forma mecánica, o instilar fármacos para lisar localmente el trombo, teniendo en cuenta el tipo de paciente, la oclusión arterial, la colateralidad y el tiempo de evolución del ictus. Entre sus principales ventajas destacan la de que puede realizarse con el paciente despierto o con mínima sedación y, sobre todo, que se consigue una mayor recanalización de la arteria ocluida y permite una más amplia ventana terapéutica, "de hasta 8 horas desde el ictus e incluso mayor en arteria basilar, según las nuevas ampliaciones del Código Ictus", según Serna.
El equipo del Clínico lleva a cabo desde hace año y medio un protocolo de tratamiento endovascular intervencionista del ictus que funciona las 24 horas del día, 7 días a la semana. De hecho, el 80 por ciento de los procedimientos se han realizado en horario no laboral. Los actuales criterios para indicar el tratamiento endovascular, según la neuróloga, apuntan a enfermos en los que ha fracasado el tratamiento intravenoso, los que presentan una oclusión de gran vaso, y en los que se sabe que el tratamiento fibrinolítico es poco efectivo. Se podría hacer intervencionismo primario en ictus de arteria basilar y de arteria carótida". De hecho, y según Gil, las últimas recomendaciones van en esta línea: ante un diagnóstico de oclusión de gran vaso es necesario remitir el caso a un centro de referencia porque se trata de pacientes con ictus más graves y de mayores secuelas.

Resultados satisfactorios

La experiencia del Clínico asciende a 41 casos de ictus isquémico: 29 con oclusión arterial de circulación anterior y 12 con afectación de circulación posterior cerebral, es decir trombosis de arteria basilar. Los resultados han sido muy positivos puesto que se ha logrado que "un 48 por ciento con ictus de circulación anterior y un 33 por ciento de ictus de circulación posterior sean independientes. La recanalización de la arteria se ha logrado en un 97 por ciento de los casos", ha indicado López-Ibor, y ha insistido en la menor morbilidad del proceso, así como en las menores tasas de mortalidad y discapacidad, aunque algunos pacientes no alcancen la recuperación deseada. Gil también ha apuntado a las ventajas de la extracción mecánica sobre el riesgo de sangrado y la reducción del tiempo de isquemia.

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